sábado, 9 de abril de 2011

“Es maravilloso todo lo que está pasando aquí”

La Republica

16 de enero de 2011

TANIA LIBERTAD. Es una de las intérpretes que más lejos ha llevado la música peruana, y lo ha hecho fusionando ritmos locales con sonoridades foráneas. Tania Libertad fue de las primeras que tomó ese riesgo y acertó antes que otros. Hoy es una artista consagrada que vuelve al país para confirmar su vigencia y mostrar la solvencia con la que transita por los géneros más insospechados. Desde Arequipa, donde se presentó esta semana, ella habla aquí de su carrera, del país y de sus recordados Benedetti, Saramago y Chabuca.      

Por Cristhian Ticona. Arequipa

Después de haber explorado distintos géneros, has hecho música mexicana, negra, criolla, boleros, etc. ¿Hay algún género por el que tengas una obsesión particular para tus proyectos musicales futuros?

–Se han inventado tantos géneros que por supuesto voy a morir y no voy a explorarlos todos. Yo siempre me acerco a aquellos en los que mi sensibilidad se sienta más cómoda. Por supuesto, no cantaría heavy metal, aunque me gustan muchas cosas del rock. Tampoco haría rap ni haría una improvisación de jazz porque no tengo esa capacidad, pero de pronto fusionadas es probable. Es más, estoy experimentado con música electrónica.

–Tú has hecho de las fusiones uno de tus baluartes musicales, y algunos puristas te critican por ello.

–Me gusta y respeto mucho el folclor, las raíces, pero creo que no hay ningún problema con fusionarlos o darles un nuevo aire. Yo estoy en contra de las fusiones cuando están hechas con mal gusto. Acabo de cantar en Lima, en una playa, en Asia, y les ofrecí una versión de El plebeyo con un arreglo minimalista, y se volvieron locos porque ahí está la canción y el ritmo, pero no es la misma guitarra llorona. Sigue siendo un vals pero tiene un aire que si se lo cantas a un europeo o un norteamericano también le va a gustar.

–Te recordamos por interpretaciones geniales como Alfonsina y el mar o Concierto para una sola voz, pero también grabaste un disco de arias. ¿Acaso ha sido este tu disco más difícil?

–Sí, cómo no. Me costó muchos sentimientos. Lloré después de haber aceptado hacer el disco. No quería hacerlo, pero el ingeniero Carlos Slim me persiguió tanto tiempo que tuve que decirle ya. Pero luego tuve un ataque de arrepentimiento y lloré porque sentí que me había pasado de soberbia. Sabía que no iba a poder hacerlo.

–Sin embargo, resultó un álbum extraordinario.

–Claro, pero estuve llorando cuatro meses arrodillada, con un aparato de sonido oyendo a María Callas porque yo quería cantar como ella, y fue esa mi peor soberbia.

–Empezaste precozmente en la música. A los siete ya eras conocida y a los nueve grabaste tu primer disco. ¿Cómo descubriste que tenías una voz prodigiosa?

–En realidad empecé a los cinco. A los siete ya ganaba dinero cantando. A los diez viene el éxito de la Contamanina. Pos yo me descubrí solita. Vivía en Chiclayo, que era un pueblo muy chico. Tenía un grupo de amiguitos que nos inscribíamos en todos los concursos de radio, y mi mamá se viene a enterar de esto cuando ya estoy en la final de un concurso. Tenía mis zapatos muy rotitos y entonces le dije: fíjate que soy finalista, y mi mamá se hizo un préstamo, éramos muy pobres, y me compró unos zapatitos de charol.

–Te fuiste del país en 1980 y en México empezaste una carrera ascendente desde cero, cantando en las plazas, en las cárceles.

–Totalmente de cero. No llevé ni los discos que tenía aquí, ni la ropa, ni el currículum. Estoy muy orgullosa de no haberle quitado el lugar a nadie en México; yo me lo gané.

–¿Cómo has encontrado el Perú ahora? ¿Crees que está encaminado?

–Me parece maravilloso todo lo que está pasando aquí. Cuando me fui el Perú estaba muy mal, empezaba la violencia terrorista, pero todo estaba muy mal, no había respeto por nada. A mí no me gustaba lo que hacía aquí porque yo vivía como una doble vida. Tenía que cantar por las noches en unas peñas, y luego por las tardes me iba a escondidas a cantar a los maestros en huelga y les cocinábamos la sopa. Había mucha polaridad, la gente estaba muy dividida, era muy difícil vivir aquí.

–¿Trovadicción y Como una campana de cristal son tus trabajos más políticos?

–Yo cantaba cosas de la trova desde acá. En el Teatro Municipal hacía cosas de (Joan Manuel) Serrat, de Silvio Rodríguez, de Pablo Milanés, pero la importancia de Trovadicción es que me atrevo a salirme de la trova pura y a meterme con el rock y con otros ritmos. Los trovadores no se salían de la guitarra, y yo me atrevo a hacer cosas con batería y guitarra eléctrica.

–¿Define ese disco de algún modo tu militancia en la izquierda? ¿Qué crees que ha pasado con la izquierda peruana?

–No lo sé (risas). Estuve con Susana  Villarán, me parece una mujer extraordinaria. Creo que la tolerancia le ha aportado mucho a la izquierda en general.

–¿No crees que le ha pasado lo mismo que a los trovadores, que le ha faltado reinventarse?

–Mira, primero quiero ver gobernar a Susana. Aquí realmente la izquierda nunca ha estado en el gobierno. Los últimos gobiernos han sido de derecha moderada, más de centro, y hay que reconocer que le ha servido al Perú. Creo que la gente ha madurado mucho. Espero que no vuelvan los populismos porque eso es lo que más daño le hace al país.

–Tus versiones de Ojalá o Gracias a la vida son de antología, pero hay una de Sin la luna de Alejandro Filio que es de culto.

–¿Tú conoces Sin la luna? Poca gente la conoce. Esa canción es hermosa. Esa canción está grabada con una sola guitarra, que es la de su autor. Yo estaba muy resfriada, había ido a Guadalajara a cantar y me desvelé. Pero, con todo, a la gente le ha gustado mucho esa canción.

–Tienes el mérito de haber musicalizado poemas de Juan Gonzalo Rose, Mario Benedetti y Pablo Neruda.

–Claro, he tomado mucha obra de los poetas. De (Manuel) Scorza grabé Serenata, de (César) Calvo ni se diga. Yo pertenecí al movimiento de música popular que se hizo en la época de (Juan) Velasco y era de los talleres de la canción popular.

–Fuiste muy amiga de Benedetti. ¿Cómo asimilaste su muerte?

–Imagínate. Fui su amiga desde el año 75. Cuando hice el disco para él (La vida ese paréntesis) fue en el año 98, y le gustó tanto que cada homenaje que le hacían en España me llevaba para que yo cantara.

–Un disco que prologó el Premio Nobel de Literatura José Saramago.

–Él también se volvió loco cuando me oyó cantar en España en un homenaje a Rafael Alberti. Como ese disco salía para Alfaguara, me aceptó escribir el prólogo antes de ser nombrado Nobel. Y cuando lo nombraron yo dije: ya se fregó la cosa, ya no me va a escribir nada. Pues no, en el trayecto de Lanzarote a Lisboa, me escribió el prólogo.

–¿Cuánta ha sido la influencia de Chabuca Granda en tu música?

–Enorme. Era una persona muy sabia. Estuve hace unos días con su hija en México porque le vamos a hacer un homenaje allá. Yo le contaba todas las cosas que había aprendido de su mamá y también la cantidad de veces que le desobedecí y me fue mal. Una vez tenía que ir a cantar a un festival a Puerto Rico y ella me dio una canción y dije: no, yo quiero cantar Las flores buenas de Javier (Heraud), y ella no se enteró. Cuando la canté así nomás por mis pistolas, saqué cero pues. Porque era Puerto Rico, Estados Unidos, y ella me había dicho: cómo vas a llevar una canción de un guerrillero a Puerto Rico. Y me vine con cero.

1 comentario:

  1. Espectacular este reportaje de la gran figura que es Tania Libertad. Sepan que en Colombia y en toda Latinoamérica la queremos y seguimos siempre.
    Gracias, Jeviz Mora, http://lamusicadejevizmora.blogspot.com/

    ResponderEliminar