jueves, 28 de abril de 2011

El saxo lo pongo yo

El maestro del jazz latino presenta en vivo su reciente y premiado disco 
Por Ángel Páez
 Tocadisco | El saxo lo pongo yo
ÓYELO BIEN. Todo el mundo sabe en Cuba que Paquito D’Rivera es un anticastrista sin pelos en la lengua. Su rechazo al régimen no es solo de palabra. Cuando se enteró de que Santana tenía planeado presentarse en la entrega del Oscar del 2005 con una camiseta estampada con el clásico rostro del Che Guevara, Paquito lo convenció de que no lo hiciera. Desde que abandonó la isla en 1981, D’Rivera no ha dejado de fustigar ferozmente a Castro y sin embargo en la isla su nombre inspira respeto.
Aunque su obra no es parte del canon oficial, ningún músico puede obviarla, especialmente si se recuerda que el inventor del jazz latino, el legendario Mario Bauzá, dijo de él: "Es el único a quien conozco que toca verdadero jazz latino, mientras que todos los demás hacen jazz afrocubano". Es tan poderosa la presencia e influjo del saxofonista que una de las figuras de la crítica oficial, Leonardo Acosta, en su enciclopedia Cubano Be, Cubano Bop: Cien Años de Jazz en Cuba, no sólo le dedicó a Paquito D’Rivera más espacio que a otros sino que el maestro escribió el prólogo a la edición norteamericana del libro.
D’Rivera vino al mundo con un saxofón bajo el brazo. Antes de aprender béisbol o dominó, ya dominaba el instrumento de metal (en el álbum Portraits of Cuba, de 1996, aparece una fotografía del músico cuando era niño tocando un saxo sobre el escenario). Fue su papá, el saxofonista Tito Rivera –quien lo acunaba con las notas de Benny Goodman y Duke Ellington– el que lo presentó en el Tropicana en calidad de prodigio. Tenía solo seis años y vestía pantalones cortos. Desde ese momento el músico nacido el cuatro de junio de 1948 despertó la atención de todo el que aprecia el sonido afrocubano.
De la misma generación que otros grandes de la isla caribeña como Chucho Valdés, Arturo Sandoval y Emiliano Salvador, la obra D’Rivera ha impactado decisivamente en la evolución del jazz latino del último medio siglo con álbumes que son materia de inspiración y estudio. El inquieto músico que sólo pierde el humor cuando le mencionan a Fidel Castro, también ha incursionado en la literatura con un libro de recuerdos, Mi historia saxual, en el que no pierde la oportunidad de hacer leña al régimen. Pero en su presentación del próximo sábado seis de setiembre en Lima, Paquito sólo ofrecerá una muestra de la enorme dimensión de su música. No todos los días se repite un milagro parecido.
INFLUENCIA PERUANA
Casi un lustro después de abandonar Cuba, llegó a Lima por primera vez en 1985. Se presentó un año antes que lo hiciera Irakere, la orquesta con la que revolucionó la música cubana. Retornaría en 1995 con Giovanni Hidalgo,con un espectáculo que incluyó al maestro Óscar Avilés. Su bajista Óscar Stagnaro es el responsable de que Paquito incluya en su repertorio música e instrumentos peruanos. D’Rivera es un devoto de Chabuca Granda.
EL TANGO SEGÚN PAQUITO
Ha grabado con el chelista de origen chino Yo-Yo Ma, con el Cuarteto de Cuerdas de Buenos Aires, la Chamber Orchestra Werneck, la European Art Orchestra y la Absolut Ensemble. Ha registrado joropos, guapangos y habaneras, lo mismo que piezas de Mozart y Lecuona. Inspirado en su amado Astor Piazzolla, Funk Tango es su nuevo y enésimo premiado disco. Suenan el cajón y la quijada peruanos. Una delicia.

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