martes, 11 de enero de 2011

El día que perdí a Lennon


La República
Dom, 12/12/2010
 El Mejor La noche del 8 de diciembre de 1980 cuatro disparos se llevaron la vida del ex Beatle John Lennon. La noticia ensombreció las miradas de sus miles de fanáticos alrededor del mundo y el Perú no fue la excepción. Treinta años después, algunos de sus fans limeños recuerdan cómo vivieron la fatídica fecha, el momento en el que supieron que el hombre de carne y hueso había dado paso al mito. Pero el aniversario también fue el momento perfecto para disfrutar de su música, que se oyó en los homenajes que la capital dedicó en su memoria.
Por Cynthia Campos

“Han matado a John Lennon”. A la mañana siguiente del asesinato –la noche del 8 de diciembre de hace treinta años– las emisoras de radio de Nueva York, y luego las de todo el mundo, daban la lamentable noticia. Un fan enloquecido, que solo cinco horas antes le había pedido un autógrafo y hasta se había fotografiado con él, le asestó cinco disparos –uno fallido– que acabaron, así, violentamente, con la vida del autor de “Den a la paz una oportunidad”.

Esa mañana, el café del desayuno tambaleó en las manos del rockero peruano Gerardo Manuel, quien por entonces conducía un programa en Radio Miraflores llamado “La hora pirata”. “Recuerdo que eran las 8 de la mañana y que yo estaba en una cafetería cercana a la emisora cuando las radios dieron la noticia. No lo creí. Tenía que corroborarlo. Así que dejé el desayuno y en la radio, lamentablemente, lo comprobé. Sentí como si hubiera muerto un amigo del barrio. Y lo que dolió más fue que muriera asesinado. ¡Justo él! Un tipo que solo hablaba de paz. Fue un momento muy difícil”.

Pero no se sabía más. Como él, miles de entristecidos fans pugnaban por mayor información. Los detalles se sabrían después, con el transcurrir de los días. El 10 de diciembre, diarios y revistas daban cuenta de lo que fueron los últimos momentos del músico.

–¿Te das cuenta de lo que has hecho, desgraciado?

–Sí, acabo de matar a John Lennon.

Así, con total tranquilidad, según las crónicas de la época, Mark David Chapman, un desquiciado joven de 25 años, respondía a la desesperada pregunta de uno de los porteros del edificio The Dakota, en Nueva York, donde residía acaso el más recordado de los Beatles. El cuerpo ensangrentado de Lennon yacía a la entrada del edificio, entre los gritos de su esposa Yoko Ono y mientras Chapman dejaba caer el revólver calibre 38 que había empuñado con ambas manos para atacarlo.

Esta semana, Gerardo Manuel participó del concierto de homenaje “Un día en la vida”, en el Teatro Peruano Japonés, un repaso por la trayectoria de The Beatles. Pero ese 9 de diciembre de 1980, un día después de su partida, “lo primero que hicieron muchas radios –entre ellas nosotros en ‘La hora pirata’– fue dedicarle un homenaje musical. En las calles el clima que se respiraba era de melancolía, de tristeza generalizada. Fue un día muy gris en todo el sentido de la palabra”, recuerda Gerardo Manuel.

Confieso que he llorado

Desde el escenario del Parque Las Naciones en el distrito de San Miguel, donde se realiza acaso el más importante tributo a Lennon y The Beatles en Lima, Paco Giles y su grupo Revólver encandilan a los fanáticos y a los curiosos que se han acercado a la intersección de las avenidas Faucett y La Marina para contemplar las pruebas de sonido de lo que será el concierto de homenaje por el aniversario de la muerte de John Lennon. Los primeros acordes de Michelle resuenan y una que otra espontánea asistente lanza un suspiro, otros tararean. “El gusto por la música de los Beatles no desaparece y más bien pasa de generación en generación”, comenta Paco mientras afina su guitarra. “Los ideales que ellos plasmaron en sus canciones también son eternos.

Para Lennon, por ejemplo, era injusto que los jóvenes viajaran en contra de su voluntad a la Guerra de Vietnam, una guerra que no era suya, como decía. Por ello el entonces presidente de EEUU, Richard Nixon, se hizo enemigo de Lennon. Su temática de paz y justicia es en realidad de todos los tiempos. Por eso lo recuerdan”, asegura.

Es precisamente el sentido de compromiso social la característica más admirable del ex Beatle, a decir de Paco Giles. El llamado a la paz, a la libertad, a la igualdad no solo fue tema de su música sino que se convirtió en su forma de vida. “Hay que recordar las actividades que John y Yoko organizaban. Por ejemplo, ‘Fin de semana por la paz’ (con ellos en la cama y su habitación abierta a todos), en parte para protestar por la guerra, en parte para difundir el amor”.

Lo que sucedió la mañana del 9 de diciembre, el día después de la muerte de Lennon, es algo que Paco jamás olvidará, por lo inédito de la experiencia. “Yo me enteré por la radio. Fue una sensación rara, como si me hubieran dicho que se murió un hermano mayor. Y es que mi grupo de amigos, todos aficionados a la música, lo veía así. Recuerdo que esa tarde salí sobrecogido a caminar. Y como yo vivía por Barranco me fui a caminar por el malecón. Tal fue mi sorpresa cuando, entre mi nostalgia, encontré allí a otras personas, parejas de enamorados, grupos de amigos, también melancólicos, que se habían reunido de manera inesperada y espontánea. Todos recordando a Lennon contemplando la inmensidad del mar. Fue algo que nunca volví a ver en mi vida. Confieso que se me escapó una que otra lágrima”, dice Paco. Pero el tiempo de recordar se acaba. Es tiempo de ensayar. Dejamos el escenario, el sol se va poniendo y los acordes de “Norwegian Wood” parecen apoderarse hasta del aire.

La goma de mascar Beatle

A la mesa de la sala del músico y profesor universitario Juan Carlos Guerrero le hace falta una velita para ser todo un altar. Desde discos de vinilo originales, ediciones peruanas, norteamericanas o colombianas. Desde cartucheras hasta la lonchera con la foto de los Beatles que llevaba al colegio cuando tenía 8 años, pasando por casetes, posters, cancioneros, revistas y la envoltura de una goma de mascar en forma de cubierta de disco LP, comprada a la salida de un cine (de hecho, la goma de mascar –de fresa– tenía también la forma de un LP). Todo ha sido conservado con el mismo entusiasmo con el que Guerrero habla ahora sobre su afición de toda la vida: los Beatles. ¿Su Beatle favorito? Todos, dependiendo del estado de ánimo. Esta vez, obvio, el elegido es John. “Admiro que haya sido un tipo atrevido y creativo. Hay que recordar que entonces los rockeros ganaban millones de dólares. Entonces él era un músico exitoso que protestaba por las cosas que estaban mal, y eso llama la atención. Además decía las cosas con honestidad. En eso radica su genialidad”, afirma Guerrero.

El día en que el mundo amaneció sin Lennon, Juan Carlos Guerrero vivía los últimos días del quinto año de secundaria. “Recuerdo que con mis amigos siempre hablábamos de música y ese día oímos la noticia: han matado a John Lennon. No lo podíamos creer, hasta que al día siguiente –10 de diciembre de 1980– a la salida de la escuela fuimos al puesto de periódicos y sí, efectivamente, lo habían asesinado. Sentí como cuando un amigo tuyo muere, de esos patas que los conoces pero que no los ves hace años. Y obviamente, como cualquier fan, regresé del colegio a mi casa y todo el día estuve escuchando mis discos. También empecé un álbum con los recortes de periódicos que informaban sobre su muerte”, recuerda.

Lennon en el corazón

Desde 1980, el año en que perdimos a Lennon, no se podría contar la cantidad de homenajes, discos tributo y actividades en su memoria. La última semana, una multitud de fanáticos se reunió al pie del edificio The Dakota a esperar que Yoko Ono encendiera una vela de homenaje, como todos los años. La revista Rolling Stone publicó íntegra la última entrevista que dio a un medio impreso, en la que John afirmó que no le interesaba ser “un jodido héroe muerto” y habló sobre un posible reencuentro de los cuatro de Liverpool, para retomar su carrera musical. “Tenemos todo el tiempo del mundo, ¿no?”, dijo al respecto, sin saber que tres días después estaría muerto. Su música, en cambio, es algo que las balas no pudieron silenciar.

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